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da El Tiempo Diferente:

POR TIEMPOS Y LUGARES

había palmeras solas o en pequeños grupos
pero sé que más allá de ese círculo no crecen
sòlo arena desnuda, la extensiòn
donde se hunde la pierna, donde baja
la mujer que corre delante y se detiene
asusta en el espacio que la cerca

del azul el sonido monocorde
que se alza en el silencio hasta el cielo
sin una raya blanca, sin una pluma
es igual que esta fiebre que me ofusca
poeta que conoces el desierto vasto
solamente he estado allí una vez
como turista que al cristal se pega
en el largo viaje donde es el màs solo
se estremece de fiebre y malestar
antes había una aldea calcinada
como a veces se ven en los belenes
mas aquí no corre agua, no hay molino
penetra en el azul también la tierra
verde no, más rojiza como cabra
la violeta africana gigantesca
se recorta también en el azul
ha sido un largo viaje antes los olivos
luego una landa con el viento frío
y las llanuras de sal blancas y perfectas
la fiebre me la trajo ese aire helado
sopla junto al gran disco que me deslumbra
con su oscuro calor y con su luz

un solo dios habita en el desierto
y compolle espejismos, alza arena
entra en la tienda invade el sueño
del pastor de rebaños y de pueblos
dios del imperio sabe que en el desierto
vence la arena y vence en el planeta

pero los dioses pasan por mis bosques
están en las cavernas y en las fuentes
se acercan de improviso en el camino
sabios no suelen ser, proclives a la risa
a la ira y al abrazo con humanos

recuerdo Cerveteri, con asfòdelos sobre túmulos
redondos, la hierba que desciende, el surco de aquel carro
que se pierde en los caminos de los muertos hacia los vivos
y yo paso contigo mi rubia amiga entre las rosas caninas
entre flores blancas y aquella mata de acanto
que cierra nuestra historia a las voces de alrededor

conocieron el desierto también los etruscos
o lo que era el desierto cuando en derredor
corrían los arroyos y en el palmar
el tímido cervato se adentraba
antes de que llegase ese dios único
que no ama el idilio sino que habla
en las zarzas la arena o la tormenta

en la ùltima tienda ve el etrusco
el ánade de colores colgada del palo
denso de vuelos el cielo de Maresma
llenos de peces los arroyos claros
se lleva a la tumba la amada vida
la tendrá en derredor eternamente

en Aquiles pensaba, en la gran sombra triste
en los Campos Elíseos, y me cercaba la hierba luminosa
mayo de todos los meses el más pleno y verde
mejor ser porquerizo bajo el caliente sol
que príncipe de los muertos en el Hades gris
cayeron los jovencitos en el Scamandro
y fue el último aliento de pesar

en un lejano otoño vine aquí
con Rosaria, el tiempo diferente
había muerto para siempre pero hacía poco
por el negro malestar que me invadió
yo miraba tu cuerpo grande oscuro
el espejo detrás, el mar al fondo
tu cuerpo en el que entro al que me ciño
el ùnico que me suelta de la cadena
tus cabellos son como arbustos
que aferro y atormento y luego huelo

he vuelto a ver la iglesia cuadrada
se alza potente y clara sobre las murallas
tiene enfrente el mar etrusco verde cobre
una mata de beleño se ha filtrado
desde su piedra blanca goza la luz
el redondo lago de Bracciano hace de espcjo
a los bosques de alrededor, entre los grandes alisos
sólo un momento te hubieras tumbado
por un istante sólo te habría visto
tan absoluta y tensa en el resplandor
que penetra las hierbas, mezcla el amarillo
de la primera ginesta con la miel de la piel
con el cabello rubio que sabe a rama nueva y hoja
y un pueblo apacible al fondo del lago
como otras veces me oprime el corazòn
que nos vamos y el cielo casi llueve

tu cuerpo y las hierbas los campos y las flores
todo transcurre es tiempo de volver
me marcho esta vez en primavera
los prados están amarillos por los nabos
mas como entonces veo el Apenino
que espea nubes nieblas en sus cimas



mayo 1987




A SONIA

Comenzó con la fuga
constante al Apenino
el obstinado mito de hierbas, de iglesias
pero lo rompiste pronto
este cerco de tejados y
de palomas, el órgano prestigioso
de la iglesia difunta, en los espacios efímeros
de un crepúsculo por los valles.

Un exorcismo, el último, derrengado
ya por la embestida del tiempo
del miedo, el límite de sombra
el aullido de inquietos espíritus nocturnos.

En las rocas antiguas del Montefeltro
el espectáculo tuyo y de los compañeros
y reencontré a la gente, la palabra
dura en el enfrentamiento, el cuerpo lanzado
al trabajo y a la lucha.

No sé si esto se lo debo
sólo a tu cuerpo fuerte
y a la mente clara
tu voz pacata
a las sienes apretadas
por tus piernas largas.
Y te doy las gracias por mis horas
nuevas y el valor
reencontrado de la razon.


mayo 1973


Testo originale:

A Sonia

Inizò con la fuga
costante tra l'Appennino
l'ostinato mito d'erbe, di chiese
ma lo rompesti presto
questo cerchio di tetti e
di colombi, l'organo prestigioso
della pieve defunta, negli spazi effimeri
d'un crepuscolo per le valli.

Un esorcismo, l'ultimo, fiaccato
ormai dal sopravvento del tempo
della paura, il limite d'ombra
l'ululato di inquieti spiriti notturni.

Nelle rocche antiche del Montefeltro
lo spettacolo tuo e dei compagni
e ritrovai la gente, la parola
dura nello scontro, il corpo gettato
nel lavoro e nella lotta.

Non so se questo debbo
solo al tuo corpo forte
e alla mente chiara
la tua voce pacata
alle tempie serrate
per le tue gambe lunghe.
E ti ringrazio per le mie ore
nuove ed il coraggio
ritrovato nella ragione.

maggio 1973

 
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